Ya no queda casi nadie negando el cambio climático, pero aún quedan personas que niegan que sea producido por el ser humano y aluden a un cambio natural. Aquí un vídeo clarificador sobre el origen antropogénico del cambio climático de un físico referente en divulgación científica:
Y aquí está muy bien explicado por qué tenemos que confiar en los datos de la ciencia y no en la avalancha de opiniones sobre esta emergencia:
Aquí tenemos un gráfico de la NASA con la más clara evidencia gráfica de que es un cambio antropogénico. Este aumento del CO2, y por tanto el calentamiento, lo hemos producido los humanos desde la era industrial, en que empezamos a quemar petróleo, gas y carbón:
Fenómenos de retroalimentación. El punto de no retorno
Los fenómenos de retroalimentación positiva son procesos que se alimentan a si mismos, generando cada vez más calentamiento global sin depender ya de otras causas que los generaron. Si no actuamos YA y con cambios enérgicos, cada vez será más difícil, más duro y más caro.
Hasta 2018 no se descubrió su importancia y eso, unido a los nuevos descubrimientos en 2019, sobre todo en relación a la capacidad de los sumideros, ha cambiado hacia peor todas las previsiones. Tenemos menos tiempo del que pensábamos y, además, más incertidumbre sobre cambios abruptos.
Hay retroalimentaciones negativas (favorecen el enfriamento), como la mayor nubosidad por mayor evaporación o el mayor mayor sumidero de carbono vegetal por mayor fertilización de CO2 (aunque con menor eficiencia fotosintética a medida que aumenta el calor), pero el balance global de retroalimentaciones favorecen el calentamiento.
El punto de no retorno es el momento a partir del cual ya no tendremos ninguna oportunidad de frenar la crisis climática, ya que estos fenómenos lo harán irreversible e incontrolable, hagamos lo que hagamos entonces. Existe evidencia científica de diversas fuentes indicando que este umbral está cada vez más cerca y podría estar al llegar a +2 ºC desde el nivel preindustrial y no en 4 o 5 ºC como se pensaba.
Fenómenos biogeofísicos de retroalimentación positiva:
1. Más calor > Más deshielo de casquetes > Menos efecto albedo (reflexión de radiación) > Más absorción infrarroja > Más efecto invernadero > Más calor
2. Más calor > Más evaporación > Más efecto invernadero > Más calor
3. Más calor > Más deshielo del permafrost > Más liberación aerobia de CO2 y anaerobia de CH4, 25 veces más GEI (GWP) que CO2 > Más efecto invernadero > Más calor
4. Más calor > Más incendios > Más liberación de CO2 y menos bosques como sumideros de carbono > Más CO2 > Más efecto invernadero > Más calor
5. Más calor > Menos solubilidad del CO2 y menos procesos bióticos en océanos (sumideros) > Más CO2 > Más efecto invernadero > Más calor
6. Más Calor > Más sequías y menos eficiencia fotosintética > Menos capacidad de sumidero de carbono de bosques e incluso emisores netos en 2035 aprox. > Más CO2 > Más efecto invernadero > Más calor
7. Más CO2 > Más saturación de capacidad de sumidero de carbono de bosques y océanos > Más CO2 > Más efecto invernadero > Más calor
«Después de años de trabajo en bosques tropicales del Congo y el Amazonas, hemos encontrado que uno de los impactos más preocupantes del cambio climático ya ha comenzado, décadas antes que en los modelos más pesimistas»
El informe del IPCC 2019, basado en 6000 referencias científicas, advierte que se está acabando el tiempo antes de la inminente catástrofe.
Desde la era preindustrial ha habido un aumento de 1,1 ºC. Un aumento de sólo 0,5 ºC más por encima de los 1,5 ºC de calentamiento máximo comprometidos en París, sería poner en riesgo la habitabilidad de la tierra. Si llegase a 2 ºC podríamos estar en un punto irreversible y si supera los 3º que será lo que ocurrirá con el ritmo actual, sería un desastre de grandes magnitudes.
Actualmente estamos muy lejos de ese objetivo límite de 1,5 ºC. En 2030 debería haberse reducido emisiones de CO2 en un 45% y en 2050 deberían haber desaparecido.
En mayo de 2020 se ha superado la concentración máxima de CO2 de los últimos 3 millones de años (NOAA), con 417 ppm y sigue aumentando exponencialmente.
¿Por qué ahora se oye más todo ésto y hay más prisa?
Desde hace relativamente poco se habla mucho más del problema y ya no se llama tanto «calentamiento» o «cambio» sino «crisis» o «emergencia». La razón de fondo es que hay nuevos estudios y revisión de los modelos de predicción sobre los factores de retroalimentación y la capacidad de sumidero de los bosques, indicando que la situación es sensiblemente peor de lo que se pensaba; aproximadamente, podemos poner el año 2018 como punto de inflexión. Hasta entonces, además, ha habido mucho juego de manipulación con el lenguaje y el framing manipulando la realidad por claros intereses mercantilistas (ver estrategia de comunicación de la negacionista administración Bush).
«La capacidad de los bosques tropicales para absorber el carbono está disminuyendo décadas antes de lo que los modelos climáticos más pesimistas habían previsto.»
«La consecuencia es terrible: el cambio climático será peor de lo que se había estimado, ya que los bosques tropicales dejarán de eliminar parte del carbono y empezarán a emitirlo.»
Nuevas pandemias como el coronavirus y su relación con el cambio climático y el desequilibrio de ecosistemas
Los virus y bacterias siempre han estado en convivencia con los humanos. En un medio ambiente sano hay equilibrio entre especies, amplia biodiversidad, base inmunitaria común y un escaso contacto entre vectores con patógenos nuevos y la especie humana.
¿Por qué?
Si hay que poner unas causas principales del riesgo serían las granjas industriales, interación con fauna salvaje y la pérdida de biodiversidad, pero hay más. El hacinamiento en la ganadería industrial, la agricultura intensiva, deforestación, unido al cambio climático como amplificador común que degrada el medio ambiente, generan pérdida de biodiversidad, desequilibrios de ecosistemas y migraciones.
Los problemas que genera la ganadería industrializada y la emergencia climática además se realimentan mutuamente. Y estos factores y los anteriores, unidos al crecimiento de la población, a la progresiva concentración en ciudades, a la cantidad de desplazamientos y al tráfico legal e ilegal de especies salvajes, generan una tormenta perfecta que facilita la propagación, mutación y el contacto entre vectores que vehiculan patógenos y hospedadores nuevos sin base inmunitaria por contacto previo, provocando brotes infecciosos y peligrosas zoonosis, como la del coronavirus SARS-CoV-2.
La pérdida de biodiversidad, una de las consecuencias del cambio climático, promueve indirectamente el aumento de estas enfermedades por la disminución del efecto de dilución. Esto ocurre en ecología vegetal y animal (zooprofilaxis) y se constata empíricamente desde hace más de un siglo. Los brotes ocurren con más frecuencias en hábitats más simplificados por el ser humano o, dicho de forma positiva: en ecosistemas biodiversos hay transmisiones desperdiciadas (hospedadores «sin salida» para el patógeno) que «diluyen» la fuerza de la transmisión.
Y además, la contaminación agravando las enfermedades
La quema de combustibles fósiles, que es la principal causa del cambio climático, también produce una contaminación que genera o agrava, entre otras muchas enfermedades: asma (y otros problemas respiratorios), cardiopatías y enfermedades cerebrovasculares que, precisamente, son factores de agravamiento de la enfermedad COVID-19. Además, un aumento de 1 ug/m3 PM2.5 incrementa un 15% la mortalidad por SARS-CoV-2.
Una comparación complicada, pero necesaria
La expansión del coronavirus SARS-CoV-2 y su enfermedad (COVID-19), es un drama y genera una grave emergencia sanitaria y económica pero, mientras esta crisis será temporal, la crisis climática es y será de larga duración y con un impacto muchísimo mayor para la humanidad.
El cambio climático generará una creciente crisis económica, social, fenómenos meteorológicos extremos, problemas de salud y de seguridad alimentaria, migraciones masivas, desequilibrios en los ecosistemas terrestres y marinos; estos cambios de largo alcance generarán muchísima más mortalidad que una pandemia temporal.
Y, ¿qué podemos aprender?
Si hemos reaccionado tan drásticamente ante la amenaza del Coronavirus porque hemos visto realmente el peligro sanitario y económico, deberíamos reaccionar mucho más drásticamente ante la emergencia climática aunque no la veamos con tanta inmediatez, ya que las evidencias son claras y la inercia es ya muy grande.
Más tarde será mucho peor, más doloroso, más difícil (o imposible si llegamos al punto de no retorno) y más caro, MUCHO más caro.
Ahora hemos sufrido esta pandemia y sufriremos la crisis. Pero volverán otras y la tendencia es que sean cada vez más dañinas.
Además, si tarde o temprano vamos a tener que cambiar porque esto es insostenible y la realidad nos va a forzar a ello, ¿no sería mucho más inteligente adelantar ese cambio y hacérnoslo todo más fácil, barato y con menos sufrimiento?
La OMS tiene un lista de enfermedades prioritarias por su alto nivel de peligrosidad de causar desastres pandémicos. En esa lista, al final, se puede ver una enigmática «Enfermedad X» que representa la certidumbre de que, tarde o temprano, una epidemia internacional grave, desconocida hasta ahora, podría ser causada por un patógeno actualmente desconocido. La OMS no tiene dudas de que pueda suceder, por lo que pide a la comunidad internacional que se prepare en previsión de dicho escenario catastrófico. Esta información está desde, al menos, 2018. En 2020 hemos tenido el primer «aviso» con la COVID-19. La tendencia evolutiva será probablemente hacia una menor letalidad, pero mayor mortalidad entre la población.
La degradación del medio ambiente del planeta nos afecta en muchos aspectos, como la salud y la economía; y nos afecta mucho. Aunque pensemos que podemos dominar, explotar y conquistar todo, un simple virus nos ha recordado que somos muy vulnerables, interdependientes y parte del ecosistema. Hemos cambiado las prioridades y hemos descubierto lo realmente importante más allá de competir y correr y correr hacia ninguna parte; esperemos que hayamos aprendido la lección. Además, no tenemos otro lugar donde vivir. La Tierra es nuestro planeta, nuestra casa. Es nuestra propia existencia.
Enfermedades ocultas que están despertando y otras que cambian de lugar
Los virus y bacterias pueden conservarse miles de años en el hielo. El deshielo ya ha liberado algunos virus y bacterias antiguos. Cuando esto se generalice se encontrarán de golpe con un entorno humano nuevo sin resistencia inmunológica.
Viruela, gripe española de 1918, antrax, peste bubónica,.. están enterradas en el hielo. Estos patógenos revividos pueden convertirse rápidamente en patógenos y originar impactantes pandemias.
El cambio climático, hace que los países «del norte» sean cada vez más susceptibles a enfermedades «del sur» como malaria, dengue o cólera, ya que estos patógenos prosperan a temperaturas más cálidas.
Un ejemplo es el Aeades albopictus o mosquito tigre transmite varias enfermedades como el dengue. Este mosquito es una de las especies invasoras más dañinas de la historia. El clima de aquí cada vez se parece más al tropical. Un aumento medio de solo 0,5 ºC bastaría para que se asienten aquí. La incidencia del Dengue está creciendo muchísimo en los últimos años; cursa normalmente de forma asintomática, pero puede ser mortal para un 20% de la población. Además de aumentar su área de acción, estos vectores están desarrollando progresivamente más resistencia.
Leishmaniosis, enfermedad de Lyme y Zika son otros ejemplos de enfermedades que están avanzando en territorios hasta ahora libres de ellas.
Además, el calentamiento global trae sequías, más déficit de agua potable e inundaciones que complican la separación de aguas limpias, con lo que enfermedades como cólera y diarreas aumentan su prevalencia.
Soluciones individuales fáciles o que te benefician directamente a ti:
La principal: Vota a partidos políticos que promuevan soluciones colectivas. Las soluciones individuales son un granito para frenar algo el desastre pero, sobre todo, para generar concienciación e imitación en nuestros círculos y darnos la fuerza moral para exigirlos a la clase política. Además de esta coherencia y ética personal, votar es lo MÁS importante que puedes hacer, y con gran diferencia (artículo, artículo). Félix Rodríguez de la Fuente ya dijo en 1977 en este impresionante alegato que todo dependía de la voluntad política; es decir, de las políticas que votamos.
Reduce: Compra menos cosas prescindibles y que no te darán la felicidad. Lo mejor de la vida y lo que te llena realmente es gratis o cuesta poco.
Reusa: Repara o usa artículos de segunda mano y ahorrarás.
Recicla: Agrupa la basura y así no tienes que bajar todos los días (cartón y plástico tardan más en oler y puedes usar cubos más grandes).
Usa un patinete eléctrico en lugar de coche para desplazarte. Es mucho más barato, haces más recados en menos tiempo, no requiere esfuerzo, lo guardas en cualquier esquina y tiene otras ventajas individuales. Por supuesto, la bicicleta también es un vehículo alternativo y más económico aún.
Bebe agua del grifo en lugar de embotellada y usa botellas de cristal: más barato, no tienes que ir a comprarla ni almacenarla ni reciclar y es igual de sana.
Si tienes acceso, los comedores públicos te ahorrarán muchísimo tiempo de comprar, pensar, cocinar, lavar y recoger. Y son baratos, si echas cuentas de todo.
Conduce tu vehículo de combustión más despacio y más tranquilo: tendrás menos accidentes, ahorras combustible, cuidas más el coche, tienes menos estrés y, total, llegas casi al mismo tiempo ya que la media se va en cualquier parada.
Compra la ropa necesaria y de más calidad. Te durará más y, finalmente, te saldrá más económica.
Cambia las bombillas a LEDs: ahorras dinero, tanto por consumo como por duración.
Cambia a una empresa comercializadora de electricidad que compre sólo energía verde (de reciclables). Generalmente son más económicas y cuesta unos minutos, no hay que cambiar de compañía de distribución, ni viene nadie, ni hay que instalar nada. Comparador oficial CNMV. Comparador de la OCU.
Mantén la batería de tu móvil o dispositivos entre un 20%-80%. Sobre todo no lo dejes descargar mucho. Te durará más la batería diaria y, aproximadamente, el doble de vida. Puedes usar una app como ésta para que te avise.
No comas alimentos procesados o con aceite de palma (grasas hidrogenadas,..). Será mucho más sano para tí (problemas cardiovasculares, obesidad,..) y evitarás la tala de bosques autóctonos para plantar Palma.
¿Te gusta el vino?. Si lo compras en cubos de «bag in box» con grifo ahorras dinero, espacio y tener que bajar tanto vidrio a reciclar. Además, se conserva igual o mejor que en cristal.
Si eres mujer usa la copa ecológica. No necesitarás tampax, es más barato, menos riesgo de alergias.
Deja de fumar. Tu salud, forma física, calidad de vida, tu bolsillo y tus relaciones te lo agradecerán.
Cuando compres por Internet puedes disminuir la huella ecológica (artículo): – Seleccionando un punto de recogida y no tu domicilio. Puedes ir andando, la furgoneta de reparto no tendrá que dar esa vuelta hasta tu casa y además, podrás elegir el momento de recogida a tu conveniencia. – Seleccionando una entrega lenta y no urgente, así se puede optimizar la logística y los vehículos van más llenos.
Más de 11.000 científicos de 153 países publicaron una carta abierta, en la que advierten que deben introducirse cambios dramáticos en la sociedad para evitar «un sufrimiento incalculable debido al cambio climático».
Los investigadores afirman que «la crisis climática se está acelerando más rápido que lo que preveía la gran mayoría de los científicos«.
Soluciones individuales algo más difíciles, pero que benefician a toda la humanidad:
Come menos carne. Además es más barato y mucho más sano (estudio, estudio, estudio, estudio). Come más vegetales y, si puede ser, de temporada (artículo). La que más impacto genera es la de cerdo, luego la de vacuno y por último la de ave. La carne de caballo se cría en espacios abiertos y es una sana, sostenible y económica opción. Comemos proteínas en exceso y se acaban transformando en grasa corporal, además de generar más residuos metabólicos y estresar el hígado.
Compra leche, huevos y carne (poca) de granjas con animales al aire libre, aunque sean algo más caros.
Compra productos de temporada y de kilómetro cero (que no vengan de lejos) en mercados locales o cestas de consumo de producción local (artículo).
Compra en supermercados que generen menos huella de plásticos. Aquí tienes una comparativa hecha por GreenPeace. Algunos igual son hasta más baratos que donde compras ahora. El sobreenvasado es innecesario. Compra productos a granel preferentemente.
Intenta fomentar en tu empresa el teletrabajo y las videoconferencias: evitas perder el tiempo en desplazamientos, evitas riesgos y podrás conciliar más fácilmente tu vida familiar. Idea: jitsi.org (gratuito, ilimitado y de código abierto).
Consume menos electricidad y calefacción: invierte en aislamiento térmico, pon bombillas LED, seca la ropa al sol en lugar de en la secadora, limita el uso de aire acondicionado,..
Descubre tu tierra cercana. A veces no hace falta irse muy lejos para disfrutar en rincones cercanos. No es el lugar lo que te hará feliz, sino la compañía y tu actitud interna, estés donde estés, y esas las tienes siempre contigo. Si puedes, viaje en tren o autobús e intenta minimizar sobre todo los vuelos, ya que generan una huella enorme.
Elimina azúcares y carbohidratos de alto índice glucémico de tu dieta. Tu cuerpo empezará a aprovechar las grasas (las acumuladas en tus células grasas y las que comas de origen animal, que son buenas, no las hidrogenadas). Será mucho más sano. Te irá permitiendo poder hacer sólo 3 comidas estrictas sin tener que picar ni comer tanto.
Compra ropa de marcas con ética y producción ecológica certificada.
Para realizarlas hay 2 opciones: apoyando a organizaciones que las promuevan y/o, sobre todo, de la forma más fácil y eficaz, que es votando a partidos políticos que las ejecuten:
Crear un mercado de carbono: que se incluya en el precio de los bienes o servicios una parte proporcional a su huella de carbono (en su producción o en su transporte). Ésta es una de las medidas más importantes y eficaces que se pueden hacer para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y llegar lo antes posible a la neutralidad en carbono.
Crear un impuesto según la huella de carbono: Tras un análisis de cada producto o servicio por personas expertas, se pondría un impuesto añadido a los productos según su huella de carbono y así desviar el consumo hacia productos o servicios ecológicos (artículo).
Fomentar la reducción del consumo energético y promocionar la transición desde combustibles fósiles hacia energías renovables y sin emisiones contaminantes. Normas constructivas más exigentes en aislamiento energético y planes de rehabilitación de las existentes.
Fomentar el transporte sostenible: transporte público eléctrico e impulso del uso de patinetes, bicicletas y vehículos de uso compartido. Mientras, hay que penalizar y restringir el uso del vehículo privado de combustión (tasas, precios de aparcamiento, prioridad semafórica negativa,..).
Fomentar la ganadería extensiva. Las macrogranjas de producción intensiva de carne son unos de los mayores contribuidores a esta emergencia. Sobre el impacto general de la ganadería comparado con los combustibles fósiles hay controversia
Fomentar la agricultura y ganadería de proximidad (soberanía alimentaria y productos de km cero) y reducción de fertilizantes, plaguicidas y regadíos ineficientes. Potenciación de las comunidades rurales (España vaciada) en lugar de importar alimentos con gran huella de carbono.
Fomentar el autoconsumo (tejados solares, huertas,..), consumo de proximidad y menor dependencia del exterior.
Evitar la pérdida de biodiversidad y restaurar los ecosistemas ya dañados, potenciando bosques autóctonos, espacios protegidos,..
Fomentar la economía circular: productos duraderos, reparables y reciclables. Impulsar mercados de segunda mano. Penalizar productos sobreenvasados.
Fomentar el teletrabajo para limitar los desplazamientos a los necesarios.
Crear un etiquetado con la huella de carbono de los productos y alimentos, para poder elegir libremente los más ecológicos y penalizar los que agravan el problema.
Fomentar la semana de 4 días laborables o reducción de la jornada laboral como parte del cambio del modelo productivo (artículo, artículo)
Captura y Almacenamiento de Carbono (CAC): Aún es una técnica en exploración, cara y con muchas incertidumbres por su almacenamiento y capacidad. Tiene el peligro de pensar que es una solución en sí, de paralizar las otras soluciones y de que se use de nuevo como combustible.
El transporte es el responsable del 30% de las emisiones de gases de efecto invernadero y, de ellos, los coches suponen más del 60% de esas emisiones (fuente: Noticia del Parlamento UE)
Todos los sectores sociales estamos en el deber de hacer cambios en este sentido,aprender es cambiar ya se ha hecho,tenemos conocimiento de las causas y los efectos…
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Interesante información. Impresionante pensar que estamos tan cerca en tiempo y tan lejos en la conciencia sobre ejecutar las soluciones. Gracias
Todos los sectores sociales estamos en el deber de hacer cambios en este sentido,aprender es cambiar ya se ha hecho,tenemos conocimiento de las causas y los efectos…
muy interesante
gracias por la ayuda